¡UN BÁRBARO DEL NORTE!
En días pasados tuve la fortuna de asistir como invitado
a la develación en letras doradas en el muro de honor de la Sala de Sesiones del
Congreso de Sinaloa, del nombre de Manuel J. Clouthier del Rincón, el gran
“Maquío” como popularmente se le conoció, destacado empresario y político
sinaloense, excandidato presidencial, quien siempre se distinguió por su
carácter recio, de firmes y arraigadas convicciones, congruente con su estilo
de vida, su forma de pensar y su quehacer en la política. Sin duda un personaje que ha trascendido a su tiempo
y que hoy más que nunca se mantiene vigente entre los sinaloenses y de manera
muy especial entre los panistas de todo el país, quienes recordamos los ideales
de aquel “bárbaro del norte”.
Clouthier tenía muy claro ese momento que vivía México y
así lo expresó en su mensaje de toma de protesta como candidato presidencial
del PAN en 1988, al señalar, “siento que nunca como ahora la situación es
propicia para efectuar los cambios que queremos… nuestros compatriotas
deberán, conjuntamente con nosotros, enseñarse a resistir y a desobedecer a los
que en el abuso del poder pretendan seguir oprimiéndolos… la resistencia
activa, pero no violenta, a la que vamos a invitar, no pretenderá destruir a
nuestros enemigos, sino hacerlos entender que la sociedad mexicana ya no
admitirá más abusos… a mis contendientes de otros partidos, los invito a que de
inmediato concertemos las siguientes acciones en favor de la democracia y el
bien de México…asumamos el compromiso de no aceptar un triunfo dudoso, fruto de
un proceso electoral poco transparente, manchado por la ilegalidad”.
Todos conocemos cómo terminó ese episodio de la historia político
electoral de nuestro país, con la vergonzosa “caída del sistema”, luego de que
el propio Maquío denunciara que la razón por la que se cayó dicho sistema de
cómputo, fue porque los representantes de los partidos de oposición
descubrieron un banco de datos ya con resultados, apenas dos horas después de
concluida oficialmente la jornada electoral.
Eso fue lo que motivó el arranque de la resistencia civil. “No vale la pena vivir por lo que no se está
dispuesto a morir”, decía Clouthier, al tiempo que sentenciaba, “sabíamos que
más de 60 años de atracos electorales no se habrían de corregir de un día para
otro” y el 15 de diciembre de 1988, ya con el nuevo gobierno en funciones, inició un ayuno que duró 8 días frente al
Angel de la Independencia, en la capital del país, hasta lograr el compromiso del
gobierno de realizar una reforma electoral.
“No se trata de cambiar de amo como los perros del
trineo, lo importante no es cambiar de amo, sino dejar de ser perros. Ahorita
todos estamos mal porque el presidente y su partido creen que sólo sus
chicharrones truenan y sólo sus enchiladas tienen crema”, decía Clouthier con
su lenguaje campechano, populachero y campirano durante esa campaña.
La actitud combativa y contestataria de Maquío, cansado
de tanto abuso, evidentemente provocó la reacción del gobierno y fue objeto de represión
en su persona, sus negocios y su familia. Sin embargo, él decía convencido que “educar es
ayudar a formar individuos libres y responsables de sus actos. Siempre he pensado que lo peor en cualquier sistema
político es el absolutismo, porque éste acaba por corromper a las personas
cuando no existe alguien que les esté recordando sus errores”.
En su libro “Maquio Clouthier, la biografía”, Enrique
Nantirelata que el intento de secuestro en 1973 del empresario regiomontano
Eugenio Garza Sada y que lamentablemente derivó en su muerte, fue un
acontecimiento que conmovió profundamente a Clouthier y lo motivó a redactar,
el 16 de noviembre de 1973, una carta dirigida a su querida familia, la cual
habría de leerse solo en el caso de que sucediera algo parecido a lo acontecido
al regiomontano. En esa carta Clouthier les señalaba, “cuando lean esta carta es
muy posible, casi seguro que yo haya muerto, y quiero que actúen como si así
fuera, pues, de otra manera, sería peor. La ola de secuestros que se ha
desatado en Culiacán, que tiene como marco los asesinatos cometidos en el país,
me ha hecho reflexionar profundamente sobre cuál es la actitud que habremos de
asumir ustedes y yo, en caso de que Dios nos someta a esta prueba.
El secuestro al cual podría ser sometido, podría tener 2
finalidades: una, asesinarme para lograr radicalizar más las posiciones de
derechistas e izquierdistas; y la otra, ponerle precio a mi vida para llevarnos
a un grado de angustia, a ustedes y a mí, que nos haga degradar nuestra
dignidad humana. Mi esposa y mis hijos: la vida mía no tiene precio, ni uno, ni
cinco, ni cien millones, para que se pague por ella. Así pues, haré todo lo que
esté a mi alcance desde el primer momento en que me traten de secuestrar para
no permitir que se le ponga precio a mi vida, la cual he vivido conforme a mis
convicciones, que muchas veces me han costado enfrentamientos y enemistades. He
actuado, razonando lo que hago, sin dejarme influir por el miedo, la
conveniencia o el amor, guiándome por la convicción razonada y ésta, el día que
se me presente, estoy seguro que me ordenará que no permita que se ponga precio
a mi vida, ni que se ponga a ustedes en la situación de pagar por ella. Así
pues, cuando lean esta carta, recen por mi alma; pues yo ya habré partido. Si
algún rescate quieren pagar, háganlo con el seguro de vida que tengo, pero no
lo hagan a rateros o vividores, porque sería apreciar muy poco mi vida. Ese
rescate utilícenlo para formar una escuela de capacitación política, de donde
el día de mañana puedan salir líderes con la suficiente calidad para que este
tipo de situaciones se vayan acabando. Adiós pues, mis hijos; quizá yo les vaya
a faltar en el futuro, y no me refiero a lo económico, me refiero a que esto lo
suplan con verdadera rectitud e ideales, que entiendan que las cosas de la vida
por las cuales se quiere vivir, deben ser las mismas por las cuales estemos
dispuestos a morir y éstas, solamente pueden ser nuestras convicciones”.¡Ese era
el Maquío!.
Clouthier murió en un trágico accidente automovilístico el
1 de octubre de 1989, cuando viajaba de
Culiacán a Mazatlán acompañado del entonces Diputado Javier Calvo Manríque. Iban al cierre de campaña de Humberto Rice y
lamentablemente no llegaron a su destino.
A poco más de 30 años de su muerte, descanse en paz el Maquío, ¡un
bárbaro del norte!.
Para cualquier aclaración, comentario, duda, denuncia o
reclamo sobre esta Columna estoy a sus órdenes en:
EMAIL: leopoldodominguezgonzalez@gmail.com
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