martes, 17 de octubre de 2017

LA REPRESENTACION PROPORCIONAL EN MEXICO

El deterioro de la imagen de los principales actores y partidos políticos de México, ha fomentado en los años recientes un gradual incremento del debate en torno a la conveniencia o no de que existan las posiciones de Representación Proporcional, mejor conocidas como “Pluri´s”.

En ese sentido, es oportuno recordar que su origen tuvo como propósito favorecer la representación de los ciudadanos organizados dentro de los partidos políticos, además de buscar un equilibrio entre las fuerzas políticas, eliminando la presencia de un Partido hegemónico. 

Así, en 1963 se introdujeron los diputados de Partido; para 1977 se incorporó el principio de Representación Proporcional, a efecto de elegir 100 legisladores a través de dicho principio, cifra que en 1986 se incrementó a 200. 

Para 1993 se determinó que ningún Partido que obtuviera el 60% o más de la votación nacional podría tener más de 300 diputados en el Congreso Federal y para 1996, la distribución de curules por el Principio de Representación Proporcional requería que cada partido obtuviera como mínimo un 2% de la votación y para 2014, aumentó al 3% del total de la votación válida emitida.

En el caso del Senado, los antecedentes nos remiten al año de 1993, cuya reforma consideró una nueva conformación a partir de cuatro senadores por cada entidad y el Distrito Federal, de los cuales tres serían electos por el principio de votación mayoritaria relativa y uno sería asignado a la primera minoría.  Para 1996 se planteó una nueva conformación en la Cámara de Senadores, misma que rige hasta nuestros días. Actualmente, el Senado se integra por 128 senadores, dos electos por el principio de votación mayoritaria relativa en cada estado y el Distrito Federal, uno es asignado a la primera minoría de cada entidad y uno más del listado nacional por Partido.

En el caso de las legislaturas locales, en 1987 a través de la reforma del artículo 116, se estableció la figura de los diputados por el Principio de Representación Proporcional. Ese mismo año se determinó la integración de regidores por el mismo principio en los Ayuntamientos.

Otro factor a considerar en el reparto de posiciones electorales es la paridad de género.  En 1996 también se legisló sobre la “recomendación” de no postular más de 70% de candidaturas de un mismo género y para 2002 finalmente se determinó una proporción de 70/30 en candidaturas a diputados y senadores.  En 2008 se modificó la cuota de género a 60/40 en las candidaturas a diputados y senadores, quedando exceptuadas las candidaturas de mayoría relativa y finalmente para el 2014 se realizó una reforma político electoral en nuestro país, la cual garantiza la paridad entre géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales.

Recientemente la bancada del PRI en la Cámara de Diputados presentó una iniciativa para reducir en 132 el número de legisladores que integran el Congreso de la Unión, con el aparente propósito de reducir el gasto y según dicen, hacer “más eficiente” el trabajo legislativo.  La propuesta priista establece que la Cámara de Diputados debería de integrarse sólo por 400 diputados, mientras que el Senado pasaría a 96 legisladores.

Personalmente considero que eliminar el principio de representación proporcional sería un retroceso, máxime que hoy en México vivimos tiempos de una escasa representación en los órganos legislativos.  En todo caso, el ejercicio debería de replantear la disminución proporcional de la representación por ambos principios.  Pasar por ejemplo a un total de 350 diputados, de los cuales 210 serían de mayoría relativa y 140 de representación proporcional, preservando un porcentaje de 60/40, respectivamente y en el caso del Senado, establecer 32 curules de mayoría, 32 de primera minoría, más 21 de representación proporcional, lo que daría un total de 85 escaños.

A mi juicio, ello verdaderamente reflejaría una reducción significativa sin perder la representación ciudadana en ambas cámaras y no el propósito populista de la bancada priista, que más bien pareciera tratar de legitimar su propuesta a partir del descontento social derivado de los sismos de este año.


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